La primavera ya está aquí y con las temperaturas en aumento, sin riesgo ya de heladas, es el momento ideal para cultivar plantas nuevas a partir de semillas, que lucirán preciosas más adelante. Y es que el clima templado de la zona de la costa mediterránea, con poco contraste entre el día y la noche, permite sembrar ya algunas especies directamente en el exterior, para que las semillas se beneficien del aumento progresivo de las horas de luz.
Quienes viven en otras zonas, donde todavía en esta época del año existen riesgos de heladas, tendrán que hacerlo dentro de casa, en contenedores o en semilleros que se tendrán que colocar en una ventana orientada al sur para que reciban todo el sol posible.
Como ya sabrás, la siembra no siempre es una tarea sencilla. Parece que solo hay que introducir una semilla en la tierra y esperar a que crezca, pero existen muchos factores que influyen en el cultivo y cada tipo de planta puede tener sus propias necesidades especiales.
Así que para facilitaros el trabajo, desde Virgili Paisajismo queremos mostrarte un top 4 de especies vegetales fáciles de reproducir en esta época, que podréis sembrar directamente en el suelo del jardín y que, con unos pocos cuidados, crecerán sin dificultad.
4 plantas fáciles de sembrar en primavera
1. El girasol
Esta planta es muy sencilla de cultivar y es que los girasoles, con esas flores grandes, alegres y llamativas, tan características que se mueven buscando el sol, se pueden plantar tanto en el suelo del jardín como en una maceta. Solamente hay que introducir sus pipas, las semillas, a un centímetro de profundidad y mejor en grupos de tres para asegurarse de que al menos una germine. Necesitarán entre seis y ocho horas de sol diarias, un riego continuo para que el sustrato nunca se quede demasiado seco y un buen drenaje.

Existen distintas variedades de girasol, desde las gigantes que pueden superarnos en altura hasta algunas más pequeñas, más apropiadas para el jardín u otros espacios más reducidos. Escoge la que más se adapte a tus necesidades, pero, eso sí, a la hora de sembrar deja un marco de plantación mínimo entre ellas de 50 cm, en las variedades más pequeñas, y de 90 para las más grandes. Cuando llegue el verano podrás disfrutar de sus preciosas flores que además atraerán a todo tipo de polinizadores.
2. La caléndula
La caléndula se reproduce con tanta facilidad que ya sin hacer nada es común que salgan nuevas plantas alrededor de donde hay una. Esta planta puede crecer tanto a pleno sol como a semisombra y aunque es frecuente en climas templados resiste bien el frío del invierno.
Puedes comprar las semillas en tu establecimiento habitual de jardinería y si ya tienes algunas plantadas, solamente tienes que esperar a que la flor se marchite por completo en la planta y recoger sus semillas, ya que se caerán fácilmente.

Para sembrarlas, solo tienes que escoger un lugar adecuado, preferiblemente con mucho sol, y colocarlas a uno o dos centímetros de profundidad, en grupos de tres. No necesita un suelo excesivamente húmedo, pero requiere de un buen drenaje y riego regular, sobre todo al principio para que la germinación se produzca adecuadamente.
Una vez hayan crecido un poco, unos 7 centímetros, puedes recolocar las que hayan germinado y ubicarlas a unos 50 cm de distancia. Obtendrás unas flores preciosas y comestibles, que además funcionarán muy bien como repelentes de plagas gracias a su particular olor.
3. La viola
La viola es una planta anual que pertenece a la familia de las violáceas. Hay numerosas especies y variedades que se usan como plantas tapizantes para decorar los jardines en los meses fríos, que es cuando florece.
Se trata de una planta económica que suele aparecer a la venta en otoño en todos los centros de jardinería y viveros, pero es fácil obtenerla a partir de semillas. Pero una vez que la tengas en tu jardín, ya solamente habrá que esperar a que las flores maduren y guardar las semillas hasta la siguiente temporada.

Al igual que las caléndulas, germinan con facilidad, por eso tampoco es nada raro que aparezcan violas de manera espontánea en el lugar donde ya había una planta, a partir de semillas que cayeron de las flores y que estaban a la espera de un buen momento para desarrollarse.
Para incorporarlas por primera vez en tu jardín solamente hay que repetir el mismo proceso que con las especies anteriores, pero dejando un marco de plantación entre ellas de 30 cm y reubicando aquellas que hayan germinado en el mismo sitio. Tendrás que ubicarlas en lugares soleados, tanto en la maceta como en el jardín, en sustratos muy fértiles y bien drenados.
Para su siembra espera mejor a finales de la primavera o principios del verano.
4. La alegría de la casa
Esta conocida planta herbácea es muy apreciada en jardinería, tanto por la belleza y abundancia de sus flores como por lo sencillo que es de cultivar y reproducir. Son plantas de rápido crecimiento y que no suelen dar problemas de enfermedades ni plagas. Necesitan temperaturas cálidas para desarrollarse y suelen morir en invierno si se dejan a la intemperie.

Puedes sembrarlas en el lugar más sombreado de tu jardín. Una vez las tengas, obtener sus semillas no será difícil, pero hay que tener cuidado para que no se escapen, ya que tienen un mecanismo curioso de dispersión. Y es que cuando la flor madura genera un fruto que contiene un buen número de semillas, esta es como una pequeña cápsula a punto de explotar. Cuando llega el momento se abre con el mínimo roce y lanza las semillas a propulsión.
Esperamos que este artículo te haya sido de utilidad si quieres crear tu pequeño jardín en casa y no quieres que te lleve mucho tiempo.
Si tienes alguna duda, contacta con nosotros. Desde Virgili Paisajismo estaremos encantados de ayudarte en todo lo que necesites. ¿A qué esperas para llamarnos?